domingo, 4 de marzo de 2012

En busca de la felicidad


Creo que nunca ha sido demasiado difícil hacerme feliz; la verdad, yo lo veo bastante fácil. Si me conocieras bien, sabrías que soy patéticamente previsible.
No necesito flores, ni que me compren una estrella, ni aviones que al volar escriban mi nombre. No me convencen las declaraciones ni las promesas de amor eterno, me parecen incomprensibles. Las sorpresas, cuanto más inesperadas y pequeñas, más bonitas me resultan. Y me vale todo, siempre que sea con cariño. Todos los detalles son buenos... abrazos, caricias, un simple beso, un mensaje inesperado, palabras sencillas, pero sinceras. Eso sí, que sea sin condiciones, estando solos o con gente y en cualquier lugar.

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