"Abrió la caja y se puso a buscar a fondo; en seguida sus dedos tropezaron con la llave dorada que la mantenía encerrada.
Se dirigió al armario con gran sigilo y escuchó a través de la puerta:
-¡Hola! Soy yo...
Dio un pequeño golpecito en la puerta:
-Voy a abrir la puerta. Tengo muchas cosas que contarte... respóndeme.
Colocó la llave en la cerradura, la hizo girar y entreabrió la puerta. Solo percibió una gran oscuridad y un silencio absoluto.
-¿Dónde estás? -le preguntó abriendo completamente la puerta.
Allí estaba la pequeña soñadora, agachada en el suelo protegiéndose la cabeza con los brazos.
-¿Estás bien? No tengas miedo, soy yo.
-¡Vete de aquí, déjame sola! -le contestó gritando al tiempo que se alejaba al extremo final del armario.
-¿Qué te pasa? He venido para dejarte salir -le dijo dando un paso hacia dentro.
-No, fuera de aquí. ¡No quiero salir!
-¿Qué quieres decir con que no quieres salir? No puedes quedarte ahí para siempre.
-Sí, sí que puedo y quiero, ya me he acostumbrado. ¡Vete!
-Tengo muchas cosas que contarte. Por favor, no tengas miedo, no voy a hacerte daño.
-Pero ella sí, ya me lo hizo una vez. Bueno, muchas veces.
-No pretendía hacerlo y se arrepiente... De todas formas, ahora todo es distinto y no volverá a suceder.
-No te creo... -dijo lloriqueando.
-Te lo aseguro... Te lo prometo.
-Sigo sin creerte, no voy a salir... pero supongo que puedes quedarte un rato si quieres...
-Esto es ridículo ¡venga! Simplemente confia en mi y...
-No, ¡no puedo!
Se arrodilló a su lado y rodeó con sus brazos a la niña que tenía ante el, con el fin de consolarla. Al principio permanecieron agachados en silencio, pero luego comenzaron a hablar, a recordar... Al final, fue capaz de hacerla salir de aquella oscuridad, porque solo él tenía la llave y solo él sabía como."
Querías saber motivos por los que te quiero... Mis motivos son tan grandes que jamás podré agradecerte todo lo que haces por mi y lo feliz que me haces.